Desde el momento en que llegamos a Selva, sentimos una paz total. Ubicado a pocos minutos caminando del pueblo pero rodeado de una jungla exuberante, el resort ofrece el equilibrio perfecto entre conveniencia y desconexión total. Las vistas son impresionantes —especialmente al atardecer— y el sonido de la selva por la noche es algo que nunca vamos a olvidar.
Nuestra villa estaba bellamente diseñada, era espaciosa y muy cómoda. Se nota que cada detalle fue pensado con mucho cuidado, desde los materiales naturales hasta la decoración inspirada en lo local. Nos despertábamos cada mañana con los sonidos de los pájaros y los monos —realmente se sentía como un sueño.
Pero lo que hizo la experiencia verdaderamente inolvidable fue el equipo. Todos fueron amables, atentos y genuinamente comprometidos en hacer que nuestra estadía fuera especial. Nos ayudaron con traslados, tours y recomendaciones locales, y siempre con una sonrisa.
Si estás buscando un lugar para relajarte, reconectar con la naturaleza y disfrutar de la belleza de Costa Rica, Selva es el lugar. Ya estamos deseando volver.
